lunes, 23 de julio de 2012

Texto para la muestra "GARABATOS"


Los primeros garabatos son húmedos. Una infancia marcada por el olor a témperas y la fresca sensación de meter los dedos en pequeños ‘tuppers’ para acabar acariciando el papel con colores. Al principio, trazos caprichosos e irregulares que no intentan representar nada, sólo juegan. Luego, ideas o bosquejos con un lápiz, un carboncillo, ceras, pinceles, rotuladores o un bolígrafo bic sobre finas servilletas manchadas por un ‘gracias por su visita’ cuyo destino es acabar manchando, a su vez, el suelo del bar o morir arrugadas en el bolsillo de un pantalón cualquiera.
Un objeto mágico

Los tiempos avanzan y las herramientas se adaptan a la situación. Un iPad o ‘Tablet’ es un objeto mágico para hacer garabatos y compartirlos con todo el mundo en un segundo. Una hoja de papel sin límites, que nunca acaba, con una gama cromática infinita, que no
contamina, ni gasta tinta o papel, ni ensucia, ni pesa, ni ocupa espacio, que ofrece movilidad, portabilidad y hasta permite imprimir a gran tamaño con una resolución aceptable.
Su usabilidad ya no es un secreto. Son varios los dibujantes e ilustradores que han caído rendidos a los encantos de las tabletas integrándolas en sus rutinas diarias y acabando por exponer sus ‘garabatos digitales’ en la Royal Academy of Arts de Londres, el Museo Guggenheim de Bilbao o el Museo de la Ilustración ABC, en Madrid. El icono vivo del Pop Art inglés de los sesenta, David Hockney, llegó a decir que “a Picasso o Van Gogh les hubiera gustado tener uno”. Javier Mariscal, diseñador multidisciplinar valenciano y autor de Cobi, mascota de los juegos olímpicos del 92, o el artista gallego Xoan Baltar, se reconocen también, adeptos al lápiz de goma y la pantalla digital, a ese cuaderno inagotable de ideas que además, aporta inmediatez porque la inspiración aparece en cualquier momento y lugar, no necesariamente en el estudio.

Garabatear por una buena causa

La Bóveda de Salobreña (Granada) acoge durante diez días, de 2 al 12 de agosto, una muestra de garabatos digitales firmados por cinco personas que comparten interés por el dibujo, las nuevas tecnologías y la posibilidad de hacer algo que permita suavizar ‘la que está cayendo’. Garabatos exclusivos llevados a un tamaño A2 ( 42 x 59, 4 cm) y estampados en un papel de 140 gramos; numerados y firmados a mano, con un máximo de 50 ejemplares por obra y posibilidad de marco.
Jessica Estévez Albarraz, Luis Villaescusa González, Francisco José González Olivares, Victoria Amor Castillo García y Colín venden sus obras a un precio simbólico de 25€ y donarán el 100% de lo recaudado al banco de alimentos de la villa.




Fotografía de Alicia Gómez Soblechero



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